EL RÍO JORDÁN
“ Partidos de los montes de Abarim, acamparon en los llanos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó; acamparon a lo largo del Jordán” ( Números 33,48-49, sobre las etapas del camino desde Egipto al Jordán).
“ Después de la muerte de Moisés, siervo de Yavé, habló Yavé a Josué, hijo de Nun, ministro de Moisés, diciéndole: Moisés, mi siervo, ha muerto. Álzate ya, pues, y pasa ese Jordán, tú y tu pueblo, a la tierra que yo doy a los hijos de Israel... Dio, pues, Josué a los oficiales del pueblo esta orden: Recoged el campamento y dad esta orden al pueblo: preparaos y proveeos, porque dentro de tres idas pasaréis ese Jordán para ir a ocupar la tierra que Yavé, vuestro Dios, os da en posesión”. (Josué,1,1-2 ; 10-11 ).
“Vino Jesús de Galilea al Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado por él. Juan se oponía diciendo: soy yo quien debe ser por ti bautizado, ¿ y vienes tú a mí? Pero Jesús le respondió: Déjame hacer ahora, pues conviene que cumplamos toda justicia.” (San Mateo 4,13-15).
“ Bajo el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarias, en el desierto, y vino por toda la región del Jordán predicando el bautismo de penitencia en remisión de los pecados “ ( San Lucas 3,2-3 ).
Salimos de Tiberíades, vamos por la carretera a orilla del lago. Vemos praderas bien cuidadas con árboles, quitasoles, tumbonas, hamacas, casetas de uso variado, bares, columpios, toboganes: todo indica que pasamos por un lugar de veraneo, como tantos de España. Por aquella carretera el autocar avanza, mientras los peregrinos relajados cantamos:
¡QUE ALEGRIA!
Qué alegría! Cuando me dijeron
“ Vamos a la casa del Señor”
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén
Definitivamente, hemos dejado el lago para seguir el curso del río Jordán en su camino hacia el Mar Muerto.
El río Jordán es el más famoso río bíblico. Nace en el Líbano, en el monte Hermón. Primero desemboca en el Mar de Tiberíades, Genesaret o Mar de Galilea, a 208 metros bajo el nivel del Mediterráneo. Sale del lago por el suroeste, serpenteando 300 kilómetros en una distancia de 110, hasta morir, a 390 metros bajo el nivel del mar, en el mar Muerto. Es pues un río al que no le gustan los atajos, un río al que no le gusta caminar en línea recta, prefiere ir y venir a derecha e izquierda, como si quisiera hacer más largo el camino, como si no quisiera morir en un mar Muerto o retrasar lo más posible este suceso. Es un río pequeño, apenas da la talla. Pero es un río muy importante por su historia, por los acontecimientos que sucedieron en sus aguas. Es un río bíblico.. No es como nuestros ríos: Tajo. Ebro..., pero, de todas maneras, muy importante, porque en una zona donde no hay agua, la poca que se encuentra, se valora mucho más. Es un río de frontera entre Israel, Siria y Jordania.
Las tierras del entorno del río, a la salida del lago Tiberíades, tienen árboles frondosos: cipreses, palmeras, olivos, plátanos, viñedos, naranjos, limoneros. Son tierras ricas, todas bien cultivadas, regadas por aspersión, donde no faltan los invernaderos de plástico y, de cuando en cuando, caseríos - los famosos kibuts -. Es la tierra que mana leche y miel, la tierra que Dios había prometido al pueblo de Israel. Pero a medida que avanzamos, en dirección a Jericó, por una carretera que no es autovía ni autopista, pero que posee dos direcciones separadas por líneas: continuas unas veces, discontinuas, otras, y que pasa por ser una de las principales de Israel, el paisaje va cambiando. Entre parcelas cultivadas hay otras en valdío, en barbecho, descansando; los cultivos son más escasos, los árboles distanciados, enormes extensiones de tierra con hierbas secas de colores calientes: ocre, siena, tierra quemada. De cuando en cuando, aparecen cultivos feraces, cañerías de agua al descubierto: es la mano del hombre hebreo capaz de convertir el desierto en vergel. A la orilla de la carretera, alambradas cruzadas, como las que hacen los ejércitos en guerra para defenderse del enemigo, es la zona de frontera que señala la línea divisoria entre palestinos y hebreos, a la vez que indica que estas son unas tierras en continua tensión. Las alambradas continúan hasta llegar a un oasis, el oasis de Jericó.
A nuestra derecha, el panorama es bien diferente. Son las montañas de Samaría. Son montañas sin árboles, sin hierbas ni verdes ni ocres, sin ningún tipo de hierbas ni de árboles; son montañas de color ocre, con peñascos, desnudas, peladas, desérticas, erosionadas, descarnadas, con profundos surcos que penetran en sus entrañas por donde se escaparon las sustancias vitales que, siglos atrás, las harían fecundas como sus hermanas de la ribera.
El guía dice: subimos a Jerusalén, una frase cargada de historia y de sentido. Por aquí caminó el Señor en repetidas ocasiones cuando iba a Jerusalén hasta que llegó aquella famosa subida donde dio su vida por la humanidad. Vamos al salmo quinto que es un salmo que nos invita a alabar a Dios y darle gracias. Dos palabras: alabanza y acción de gracias.
Al salir la luz del día, mis ojos, mi corazón, se levantan, Señor, en busca de mi Señor. Escucha la palabra de quien siente la vida de nuevo. Estad atento, Señor, se cercano a mi mano abierta, da respuesta a mi pregunta, ayúdame en mi inquietud. Tu eres mi Señor y mi Dios en quien yo confío. A Ti, desde el amanecer abro mi ser y mis ganas de vivir y despertar. De mañana en tus manos pongo mis celos y mis ilusiones; de mañana pongo la pureza y sinceridad de tu búsqueda; de mañana en tu camino quiero dirigir mis pasos y en esta mañana que mis pasos me van a conducir a la Jerusalén celeste, por eso oye mi voz. Señor, eres bueno y compasivo, alienta mi vida que busca en Ti luz y calor. Señor, toma mi corazón de pobre que como un pájaro busca abrigo entre tus brazos. Toma mi arcilla y moldéala según los proyectos que tienes en mi. Durante este día quiero estar ante tus ojos, dejar penetrar tu mirada. Delante de tus ojos , Señor, me siento pequeño y frágil. Derrama al comenzar la mañana tu ternura y tu bondad para que mi corazón se sienta fuerte y animoso. Señor, aparta de mi camino el mal que me rodea y no dejes que, en este día, la mentira se adueñe de mi. Dame mansedumbre y humildad para que mi corazón, Señor, no sea violento ni enjuicie mal a nadie. Confiéreme abundancia en tu amor y conduce mi camino hacia Ti. Acógeme en tu casa, had, Señor, que camine en tu presencia y que tema apartarme de Ti. Guíame, Señor, tu que eres bueno y santo. Guíame hacia la luz y que camine como hijo de la luz, que tu camino, Señor, sea la pasión de mi corazón joven y que tu Espíritu Santo me ayude en cada paso. Que mi boca, Señor, sea la expresión de mi interior; que mis palabras arranquen de lo profundo y sean verdaderas. Por eso, Señor, dame un corazón limpio, pobre, misericordioso; un corazón lleno de paz, lleno de bondad, lleno de amor. Bendice, Señor, y guía nuestro camino, que tus alas, Señor, me cobijen y guarden mientras yo voy viviendo el día que hoy pones en mis manos. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Señor, hadme instrumento de tu paz
Dónde hay odio ponga yo amor
Dónde hay ofensa ponga perdón
Dónde hay discordia ponga unión
Dónde hay error ponga verdad
Dónde hay duda ponga fe
Dónde hay desesperación ponga yo esperanza
Dónde hay tinieblas pongo vuestra luz
Dónde hay tristeza ponga yo alegría
¡ Oh, Maestro, que no me empeñe tanto en ser consolado como en consolar; en ser comprendido como en comprender; en ser amado como en amar; porque dando se recibe, olvidando se encuentra; perdonando se es perdonado y muriendo se resucita a la vida eterna. Pedimos al Señor que se haga realidad lo que estamos pidiendo.
Hay dos cominos para subir a Jerusalén. Un camino es cruzando por el centro, por Samaría. No se suele ir por Samaría porque hubo épocas y tiempos conflictivos y en caso de duda es mejor ir a lo seguro. La otra ruta es la que vamos a llevar hoy, entorno al río Jordán que prácticamente es la línea de frontera entre parte de Siria, Jordania e Israel. Podemos ver el cauce del río Jordán. La frontera está al pasar el río.
Había un esquema común en la predicación primitiva. Los evangelios sinópticos de San Mateo, San Marcos y San Lucas, tienen una base común. Los evangelios no son una narración histórica, aunque tienen historia; pero no pretenden hacer historia, su intención es más bien pastoral, es decir, la proclamación del gran acontecimiento salvador. En una palabra, los evangelios son testimonios de fe. ¿Cómo fueron formándose los evangelios ? Claro, ahora nosotros los tenemos en un libro, más o menos encuadernado y todo eso, ¿ pero cómo fueron formándose los evangelios? En un principio, fue un anuncio verbal, oral; se iban comentando: el Señor dijo, el Señor hizo este milagro, pasó por tal lugar.... , simplemente por tradición oral. Luego, se convirtieron en relato escrito fragmentario, lo mismo que la catequesis. Un tema, un punto de la tradición oral, pasa a escritos fragmentarios y, después, a la obra determinada que son los que tenemos nosotros ahora; pero mirad, los evangelios nacen en el año 70, quiere decir que desde la muerte de Jesús hasta que se escriben los evangelios hay una etapa de 40 años, y en 40 años y en aquel tiempo pudieron pasar muchas cosas. Hay una etapa de tiempo muy considerable que hay que tener en cuenta. ¿Qué etapas se dan? Primero, la etapa de actividad de Jesús, la que hemos estado viendo por el lago: es la vida pública. La segunda es la transmisión sobre los recuerdos de Jesús, tradición oral, y la tercera sería la redacción de los evangelios. ¿Cual es la finalidad de los evangelios? Hay una doble finalidad. Una es los recuerdos de Jesús; recordarnos lo que Jesús dijo e hizo, y otra finalidad es presentarnos las situación histórica de aquel momento, todo el problema del judaísmo y cristianismo, de alguna manera presentarnos el hecho de la destrucción del Templo y el nacimiento de las comunidades cristianas.
Vamos muy sintéticamente a resaltar la idea central de cada evangelista para que cuando leamos el evangelio sepamos que hay una idea dominante en cada evangelista, una idea nuclear, clave, y, lo demás, todo es referencia a esa idea de una u otra forma, por ejemplo: Mateo vivía en Cafarnaúm, era recaudador de impuestos, sobretodo, Mateo era publicano, pero que viene de los judíos y escribe para judíos. Mateo es escueto, lacónico, tiene un estilo; pero, ¿ cuál es la idea central de Mateo ? Es esta: afirmar y proclamar que Jesús es el Mesías, que Jesús es el hijo de Dios. Fijaos que escribe para judíos y los judíos no admitían que Jesús era el Mesías y tampoco admitían que era el hijo de Dios; entonces Mateo, que escribe el evangelio para judíos, quiere, de una u otra forma, recordarlo, contando milagros y hechos, subrayando esta doble idea de que Jesús es Mesías, que Jesús es el hijo de Dios: en esto se resume todo el evangelio de Mateo.
Marcos, los destinatarios de este evangelista, la mayoría no son judíos, pertenecen a una comunidad asentada en Roma. Ya cambia el horizonte. Mientras Mateo va a los judíos, Marcos está escribiendo a una comunidad que está en Roma, esto quiere decir lo mal que lo están pasando, están en el corazón del imperio romano, son rechazados por los romanos y son rechazados por los judíos. Fijaos lo que está pasando a esta comunidad: pues que tiene el riesgo de perder la fe, lo mismo que ahora al cristianismo tradicional de Europa, en un ambiente de ausencia de Dios, en un ambiente totalmente de oposición a una religión, pues, ¿ cuál es el riesgo? que se va perdiendo la fe. En la familia se va perdiendo la fe, en los ambientes y así sucesivamente. Pues esto le ocurría cuando escribía Marcos. Como podéis comprender las cosas no suelen ser nuevas. Pocas cosas hay nuevas bajo el sol. En Marcos ya ocurría todo esto, escribe a una comunidad que por el ambiente corría el riesgo de perder la fe. Después, la idea central de Marcos es sentir la necesidad de afianzar la fe, ya no era tanto decir que Jesús era el Mesías, el Hijo de Dios, sino la fe cristiana, fortalecerla, formarla bien. Realmente este es el mensaje para todos nosotros. Bien, nos vamos a otro evangelista de forma muy escueta y directa para que nos quede la idea principal.
Lucas, este personaje ya es posterior, pertenece a la segunda generación cristiana. Lucas vive en contagio cultural y político del imperio romano. La comunidad de Lucas ya dialoga con la cultura helenística y el imperio romano. Lucas es un hombre culto, según una tradición era médico, ya se sitúa en unas coordenadas diferentes. El evangelio de Lucas es mucho más amplio que los anteriores; pero vamos al mensaje, vamos a lo nuclear del mensaje, ¿dónde se apoya, que quiere transmitir? Pues Lucas, lo que quiere es ver desde la pascua de Jesús, desde la resurrección, ver cual es el sentido de la historia. Quiere centrarse en la historia y en la historia humana y al mirar la historia humana ver que papel juega Jesús: Jesús y la historia. Y para Lucas la historia no es una simple sucesión de hechos, sino que es el espacio donde se realiza el plan de Dios, y nos podemos preguntar, ¿ cuál es el plan de Dios ?: es salvar a los hombres, por eso Lucas lo que hace es presentar a Jesús como el centro de la historia, que la salvación está en Jesús y no en el imperio romano. Entonces lo que predominaba era la potencia política, en aquel momento en el imperio romano. Lucas lo que hace es reafirmar que la salvación viene de Jesús, no del Imperio Romano, por eso han ido cayendo Imperios y la Iglesia sigue adelante. Resumiendo: Lucas lo que quiere hacer es resaltar la historia de la salvación realizada en Jesús, esa historia que Lucas señala en tres tiempos: el tiempo de preparación que es toda la historia del pueblo de Israel antes de Jesús, el centro del tiempo de esta historia de salvación que está en la persona de Jesús y el tiempo de la misión que es la Iglesia. Como estamos recorriendo la geografía donde surgen los evangelios, creo que es importante subrayar estas reflexiones.
Cuarto Evangelista, San Juan. Este hombre ya es más espiritual, pero hay que tener en cuenta que los cristianos de Juan vivían en una situación difícil, porque entre las Comunidades que cuidaba Juan, había discípulos de Juan el Bautista y para ellos decir que Jesús es mayor que Juan Bautista no lo acababan de aceptar. Esto pasa también en nuestras Comunidades parroquiales; cuando se empieza a comparar ya comienzan las tensiones. Unos lo aceptan y otros no lo aceptan. Pasaba lo mismo entonces, tenía discípulos de Juan Bautista y no acababan de aceptar que Jesús era mayor que Juan Bautista, porque Juan fue uno de los grandes personajes, según Jesús, el mayor de todos los profetas. Esto es una afirmación impresionante. Otros no aceptaban que Jesús era el Hijo de Dios. Ahora lo vemos muy normal. Hasta cierto punto hay muchos bautizados que tienen a Jesús como un hombre excepcional, un hombre extraordinario, pero ya lo de la Divinidad lo cuestionan en nuestro propio tiempo; pues esto pasaba ya en las primeras Comunidades Cristianas. En las Comunidades de Juan había discípulos cristianos que no aceptaban que Jesús era el Hijo de Dios y, por otra parte, las Comunidades de Juan vivían en ambiente de rechazo y persecución. Comenzaban ya las persecuciones. Los cristianos eran expulsados de las sinagogas, por una parte; perseguidos por el imperio romano, por otra. Todo esto traía consigo una marginación social, vivían aterrorizados, se replegaban. Mensaje de Juan, bueno, pues es una respuesta a la situación en la que viven. ¿ Qué es lo que pide Juan ?: resaltar la fe, fortalecerse en la fe. Rasgo que más se manifiesta en Juan, el amor ; por eso se dice que es el evangelista del amor. Aquí tenemos de una forma muy sintética algunas reflexiones que nos ayudaran a comprender esta tierra, esta geografía que tiene por nombre el quinto evangelio.
Ya empezamos a ver algún grupo de beduinos por aquí a la derecha. Mirad que geografía, como cambia todo, por ejemplo: el verdor. No hay la vegetación de Galilea, no es esa expresividad natural de la las llanuras de Sarón y Esdrelón, sino que va comenzando progresivamente el desierto, montañas peladas. A la derecha está ya la provincia de Samaría, donde no vamos a ir. Sabéis que en Samaría esta el pozo de Jacob, Nablus, donde nace San Justino, está Sicar, el templo de Garizin. La lucha y separación que tenían entre samaritanos y judíos. A los samaritanos que fueron expulsados del templo se les odiaba, no se les dejaba participar, colaborar, ayudar en la construcción del templo que era la ilusión de todo judío. Entonces ellos construyeron el templo de Garizin. De aquí la pregunta que la samaritana hace a Jesús. Veo que tú sabes muchas cosas, dinos , explícanos, ¿ dónde hay que adorar a Dios, en Jerusalén o en Garizin ? “En verdad , en verdad os digo que ha llegado el momento que para adorar a Dios no hay que ir al templo sino en espíritu y en verdad”. Contesta Jesús.
Sabéis que Tierra Santa está guardada, custodiada, atendida por los franciscanos. Primero, porque a los franciscanos nos lo ha encomendado la iglesia. La Santa Sede nos lo ha encomendado a los franciscanos. ¿Por qué a los franciscanos y no a otros?. Pues hay que decir que antes estuvieron aquí los canónigos regulares de San Agustín; estuvieron también los benedictinos y una pequeña temporada los dominicos, etc., etc. Pero los religiosos que más tiempo hemos estado aquí somos los franciscanos. Siete siglos, ya son años, y en años superdifííciles; porque ahora, más o menos, estamos viendo una estructura ya formada, conseguida, descubierta, aunque sigue siendo difícil, pero bueno, podemos decir: se puede estar, se puede vivir aquí. En los siglos XIV, XV y XVI, hubo muchos mártires para conseguir que Tierra Santa se conservase. Hay que partir de un hecho primero: la figura de San Francisco. Sabéis que a San Francisco se le ha llamado popularmente el otro Cristo por esa semejanza tan especial que Francisco tuvo con el Señor. Tuvo una semejanza tal que incluso llegó a llevar las llagas de Nuestro Señor en los últimos años de su vida. En el monte Albarda dijo al Señor dos cosas: te pido que yo pueda sentir el amor por la humanidad y el sufrimiento que tú sentiste, y el Señor le concedió llevar las llagas los últimos años de su vida. Pero sobre todo la vida de San Francisco se distinguió por esa sensibilidad especial a la humanidad de Nuestro Señor. Cristo, pobre y crucificado, ya lo estáis viendo en que lugar vino a nacer, con que pobreza, con que humildad, para terminar como termino en la cruz. Pues eso era la obsesión de San Francisco: Cristo pobre y crucificado. El partía en esta vida del sentido humano de Jesús, desde la fe, por supuesto. En la primera etapa Francisco resalta el sentido de la encarnación de Jesús, el nacimiento , Belén. Francisco es declarado el patrono de los belenistas: digamos que es el promotor de los belenes con aquella escena de Grecho, etc., etc. San Francisco es el patrono de los belenes en la expresividad que da a este acontecimiento y, después, todo el seguimiento de la vida humana de Jesús. Luego San Francisco estuvo aquí de peregrino y estuvo en un momento sumamente difícil cuando dominaba el mundo árabe. Ya sabéis que presentarse al califa, en el mundo árabe, un cristiano se jugaba la vida. Francisco no vino para predicar así abiertamente, sino para vivir cristianamente en medio del mundo árabe, es decir: predicar a través del ejemplo, y cayó simpático ante el califa, cayó simpático ante el mundo árabe y le dejaron estar aquí. De aquí que San Francisco tuvo una devoción especial por los Santos Lugares. Digo yo que, por estos motivos y por otros muchos, la Santa Sede se fijó en los franciscanos. Los franciscanos llevamos aquí, ni más ni menos, cerca de siete siglos. Esto sólo son breves pinceladas sobre la custodia de Tierra Santa a los franciscanos.
La custodia de Tierra Santa no es sólo lo que hemos visto, sino que incluye: Israel,
Líbano, Siria, Jordania, Egipto y Chipre. Todo eso es lo que abarca lo que se llama la custodia de Tierra Santa, porque también en todas estas naciones no es nada fácil vivir, no es nada fácil tener la presencia cristiana, y en estas naciones estamos los franciscanos. ¿Qué número de franciscanos, aproximadamente, estamos para atender este amplio territorio, en esta amplia pluralidad de naciones?. Pues cerca de 400 franciscanos de unas 25 naciones diferentes. ¿Qué hacemos aquí?. Pues variedad de actividades. No sólo es la custodia pasiva de estar, que ya es importante, sino una custodia que yo diría activa, es decir: estudio, investigación, acción pastoral. etc. Los franciscanos estamos atendiendo a 74 santuarios, 45 capillas, 5 basílicas, que están a nuestro cargo pastoral. Tenemos 39 parroquias, pero fijaos bien lo que puede significar una parroquia en estos lugares. No pensemos en las parroquias en España, una parroquia en Madrid; no, no, una parroquia en estos lugares es diferente. Hay 66 iglesias. Hay un centro de estudios de especialización, que es el centro de la Flagelación, estudios bíblicos, especialización en Biblia. Está el centro teológico en Jerusalén, donde se prepara para el sacerdocio. Ahora hay cerca de 40 estudiantes de 15 naciones diferentes que estudian teología. Luego está el centro de filosofía que está en Belén. El noviciado que está en Ein Karem, donde vamos a ir esta tarde. Precisamente este año van a ingresar 11 novicios. Luego está la divulgación a imprenta: se edita una revista mensual en 8 idiomas. Haber si encuentro una en Jerusalén y os la muestro para que hagáis la suscripción y tengáis noticias permanentemente de Tierra Santa.
¿ Cómo viven los franciscanos y quién les mantiene, cómo pueden perseverar aquí? El motivo fundamental es la vocación, pero también necesitan de medios económicos. Hay que partir de un hecho primero: no tienen ayudas estatales, se mantienen a través de la ayuda de los peregrinos y de la Iglesia. Recordáis que todos los Viernes Santos se dice: colecta para los Santos Lugares, pero resulta que el Viernes Santo hay sólo un acto litúrgico, la mínima expresión. El peregrino que ha estado aquí, está un poco mentalizado y colabora, contribuye. El que no ha estado aquí dice: ¿quién será ese señor, el Santo Lugar? y nada. No obstante es una ayuda considerable que hay que agradecer y estimular y, afortunadamente, desde que van viniendo peregrinos se nota un aumento, porque ven la sensibilidad, la obra tan importante y tan fuerte que se está haciendo.
Algunos piensan que los franciscanos tenemos una agencia de viajes. Que estos autocares son nuestros. No es nada nuestro. Nosotros simplemente prestamos, y cuando nos llaman, un servicio pastoral. No tenemos nada que ver con la agencia. Yo soy un simple franciscano que cuando me llaman a prestar un servicio, lo mismo que si me llaman a predicar en una parroquia, si puedo, voy a prestar ese servicio. Lo que pasa es que estos servicios pastorales tienen que tener una estructura que es el propio servicio de la agencia. Cuando se dice la misa se hace colecta, todo lo demás queda fuera. Pero hay que agradecer que en virtud de todo esto Tierra Santa se mantiene, luego hay que decir que Tierra Santa es de toda la Iglesia.
JERICÓ
Murallas de Jericó
“ Josué, hijo de Nun, mandó en secreto dos espías desde Setim diciéndoles: Id a explorar la tierra y Jericó. Puestos en camino, llegaron los dos hombres a Jericó y entraron en la casa de una cortesana de nombre Rahab y pararon allí. Al rey de Jericó le dieron noticia diciendo: Hombres de entre los hijos de Israel han llegado aquí durante la noche para explorar la tierra. El rey mandó decir a Rahab: Saca a esos hombres que han venido a ti y han entrado en tu casa, porque han venido para explorar toda la tierra. Cogió ella a los dos hombres y los escondió en el terrazo... Ahora, pues, os pido que me juréis por Yavé que, como yo he tenido misericordia de vosotros, la tendréis vosotros con la casa de mi padre, y dejaréis la vida a mi padre, a mi madre, a mis hermanos y hermanas y a todos los suyos, y que nos libraréis de la muerte. Los hombres le dijeron: Te juramos por nuestra vida que, si no nos denuncias, cuando Yavé nos entregue esta tierra haremos contigo misericordia y fidelidad”. (Josué 2, 1-4 ; 12-14 ).
Yavé dijo a Josué: Mira he puesto en tus manos a Jericó, a su rey y a todos sus hombres de guerra. Marchad vosotros, todos los hombres de guerra, en torno a la ciudad, dando una vuelta en derredor suyo. Así haréis por seis días: siete sacerdotes llevarán delante del arca siete trompetas resonantes. Al séptimo día daréis siete vueltas en derredor de la ciudad, yendo los sacerdotes tocando sus trompetas. Cuando ellos toquen repetidamente el cuerno potente y oigáis el sonar de las trompetas, todo el pueblo se pondrá a gritar fuertemente, y las murallas de la ciudad se derrumbarán. Entonces, subirá el pueblo cada uno enfrente de sí. ( Josué, 6,2-5 ).
La gentes de la ciudad dijeron a Eliseo. El sitio de la ciudad es bueno, como lo ve mi Señor, pero las aguas son malas, y la tierra, estéril. El les dijo: Traedme un plato nuevo y ponedme sal en él: Trajéronselo ellos, y yendo a la fuente de las aguas, echó en ellas la sal, diciendo: Así dice Yavé: Yo saneo estas aguas y no saldrá de ellas en adelante ni muerte ni esterilidad, y las aguas quedaron saneadas hasta el día de hoy, como lo había dicho Eliseo. ( II Reyes 2, 19-22 ).
Acercándose a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna. Oyendo a la muchedumbre que pasaba, preguntó que era aquello. Le contestaron que era Jesús Nazareno que pasaba. El se puso a gritar diciendo: Jesús, hijo de David, ten piedad de mí. Los que iban en cabeza le reprendían para que callase, pero él gritaba cada vez más fuerte: Hijo de David, ten piedad de mí. Deteniéndose Jesús, mandó que se lo llevasen, y cuando se le hubo acercado, le preguntó: ¿ Qué quieres que te haga ?. Dijo él: Señor, que vea. Jesús le dijo: Ve, tu fe te ha hecho salvo, y al instante recobró la vista y le seguía glorificando a Dios. Todo el pueblo que esto vio daba gloria a Dios .(San Lucas 18,35-43 ).
“ Entretanto, atravesó Jericó. Había allí un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico. Hacía por ver a Jesús, pero a causa de la muchedumbre no podía, porque era de poca estatura. Corriendo adelante, se subió a un sicómoro para verle, pues había de pasar por allí. Cuando llegó a aquel sitio, levantó los ojos Jesús y le dijo: Zaqueo, baja pronto, porque hoy me hospedaré en tu casa. El bajó a toda prisa y le recibió con alegría. Viéndolo, todos murmuraban de que hubiera entrado a alojarse en casa de un hombre pecador. Zaqueo, en pie, dijo al Señor: Señor, doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si a alguien he defraudado en algo, le devuelvo el cuádruple. Díjole Jesús: Hoy ha venido la salud a tu casa, por cuanto éste es también hijo de Abraham; pues el hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”. (San Lucas 19,1-10).
Jericó
DE TIBERIADES A JERICÓ POR EL JORDÁN
Llegamos a Jericó. El autocar paró delante de un restaurante de aspecto moderno. Dos árabes de tez negra, ojos inquisitivos, vestidos con sus chilabas, con dos dromedarios, esperan que algún peregrino se decidiera a sacar fotografías y le recompensase con alguna moneda. El restaurante tiene un letrero escrito en árabe y en inglés que dice: Welcome. “Temptatión Restaurant Jericó “. Otro letrero dice: Palestinian National Authory Tourism Antiquites Departament Jericho Area. Welcome to Tel-Alsultan. A la derecha, un escudo con un águila. Tomamos café, té, refrescos, según los gustos y necesidades de cada uno. Hace un calor de justicia; las bebidas frescas proporcionan una agradable satisfacción momentánea. Estamos en una tierra muy calurosa.
Por unas escaleras y una vereda subimos a una colina, muy próxima al restaurante, desde donde se contempla un amplio panorama de la ciudad. El guía, micrófono en mano, explica a los peregrinos los hechos históricos más importantes acontecidos en el lugar. Jericó, “ ciudad de las palmeras,” es un verde oasis, en medio de un desierto árido y desolado, debido a sus manantiales que brotan permanentemente. Este oasis es un vergel en cuyas huertas crecen palmeras, con sus dulces dátiles, naranjos, limoneros, cipreses, plátanos, frutas variadas, verduras y hortalizas, bungambillas y las famosas rosas de Jericó. Las casas, en su mayoría , están dispersas por el oasis entre los árboles. El contraste con el entorno, donde todo es desierto, es evidente.
En Jericó, podemos distinguir tres ciudades: la antigua a unos 2 Km. de la actual, es la que conquistó Josué; la herodiana de la época de Jesús, y la moderna, asentada sobre las ruinas de la ciudad bizantina y de la cruzada que yacen bajo el oasis.
La Jericó antigua o cananea situada, en un lugar estratégico para subir a Jerusalén, a 250 metros bajo el nivel del Mar Mediterráneo, conquistada por Josué 1200 años A.J.C. , es hoy un montículo artificial, formado por los restos de sucesivas poblaciones, destruidas por las guerras. Los arqueólogos han llegado a descubrir los restos y escombros de hasta 17 ciudades. Los restos más antiguos, examinados con carbono 14, datan de 7000 años A.J.C. Jericó es, pues, la ciudad más baja del mundo y la más antigua, conocida, de la humanidad. Grandes zanjas o trincheras abiertas por los arqueólogos ponen al descubierto alguno de los restos de la ciudad. Destaca la que fue una torre neolítica de piedra y mortero con una escalera interior de 22 peldaños, cerrada por una reja de hierro. Un grupo de turistas japoneses, disciplinados, atentos al guía, con gorros rojos en sus cabezas, visitan el lugar y reciben las correspondientes explicaciones en su idioma. Los observo con curiosidad, lo mismo que aquellas zanjas profundas, excavadas hace ya algunos años, protegidas por verjas para seguridad de los visitantes y de los restos arqueológicos. Estoy sobre los escombros de 17 ciudades y reflexiono sobre la fugacidad de la vida, sobre el sentido de la vida, sobre la sensación que me produce saber que allí vivieron gentes, seres humanos de carne y hueso como yo y que, de este mundo, desaparecieron, eternamente, como me pasará a mí, como le pasará a todos los demás. Una sensación de transitoriedad invade mi espíritu sin que tenga una explicación convincente que me satisfaga y serene. Es como una intuición inconcreta que deja en el aire muchos interrogantes que a mí me inquietan y que esencialmente puedo resumir de esta manera: que hacemos aquí y que sentido tiene nuestra existencia para que todo esto no me parezca un absurdo, un enorme fraude, una locura. Nuevamente, desde la fe encuentro una respuesta que satisface mi inquietud y me da fuerza para seguir adelante con ilusión.
La Jericó herodiana es la de la época de Jesús, la del Nuevo Testamento. Herodes eligió este lugar para residencia de invierno por su clima templado. Era un puesto fronterizo con aduana. Hoy está totalmente cubierta de tierra. En esta ciudad, es donde tienen lugar los acontecimientos de la curación del ciego y el encuentro con Zaqueo.
Por esta ciudad, pasó el Señor en repetidas ocasiones; haría la ruta que más o menos hicimos nosotros, pero no igual: sería un mal camino que recorrería andando o montado en un borriquillo, mientras nosotros viajamos en un cómodo autocar, con aire acondicionado.
Jericó actual, es un oasis importante. Amadeo comenta: es un vergel con muchas palmeras y cultivos, casas de uno o dos pisos, distribuidas por el oasis.
Al oeste se alza pelada, áspera y abrupta, de color ocre amarillo, la Montaña de las Tentaciones. Aquí, según una tradición del siglo IV, Jesús oró y ayunó durante 40 días y fue sometido a prueba por Satán. “Y luego el Espíritu le impulsó al desierto. Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, tentado por Satanás y estaba con las fieras; y los ángeles le servían” ( San Marcos 1,12 ). Sobre la montaña están las ruinas de una capilla que marca el lugar donde Jesús fue tentado por el diablo.
MONASTERIO DEL QUARANTEL
En la ladera de la montaña, sobre la superficie de uno de sus estratos horizontales, se halla el monasterio greco ortodoxo llamado Quarantel o de la Tentación, frente a la gruta donde se recogía Jesús cuando estuvo los 40 días en el desierto.
Al fondo, está el Mar Muerto y más atrás el monte Nebo. Hasta ahí llegó Moisés con todo el pueblo hebreo. Dios le castigó por desconfiar de Él en un momento, en una circunstancia. Le dijo: Tú veras la tierra prometida pero no entrarás en ella. Allí Moisés designó a Josué para que terminase de cumplir el mandato de Yavé: entrar en la tierra que mana leche y miel; tierra exuberante en contraste con los desiertos del entorno.
QUMRÁN
EN QUMRÁN
Saliendo de Jericó, desde el autocar, contemplo un árbol alto y frondoso, es un sicómoro. Pasamos por una calle, especie de mercado, donde se venden frutas, hortalizas, vestidos, cerámica..., El mercado está lleno de gente. Algunos están vestidos con turbante y chilaba. Nuestro destino es Qumrán, a unos 7 km. de Jericó. Nos desviamos hacia la derecha. Subimos a una colina o altiplanicie. Allí hay una caseta de obras, protegida por vallas; un enorme tractor funcionando; tuberías..., Un letrero, en varios idiomas, dice: Advertencia. Los parques nacionales contienen vestigios arqueológicos, sitios escabrosos y terrenos peligrosos para los visitantes. Se advierte, por lo tanto, tener cuidado durante la estancia en el lugar. Estamos en
Qumrán. Un avión militar, un caza, a mucha velocidad y poca altura, pasa por el lugar. No olvidamos que estamos en un territorio en constante tensión.
CUEVAS DE QUMRÁN
El paraje es un desierto. De cuando en cuando, algún arbusto enano. Y esto es toda la vegetación del lugar. Las tierras de tonalidad ocre amarillo, siena, rojizas, incrementan la sensación de calor y desolación. Al oeste, la montaña con escabrosos picachos, rocas desnudas, peladas, descarnadas, precipicios. En las laderas, promontorios con cuevas en sus entrañas, torrenteras y surcos profundos que mueren en arroyos y vaguadas de arena, totalmente secos. Al este, llanura, y al fondo, el Mar Muerto.
RUINAS DEL MONASTERIO DE LOS ESENIOS EN QUMRÁN
En Qumrán se han realizado excavaciones desde el año 1952. Ante nuestros ojos tenemos los resultados: son las ruinas del monasterio que habitaron los esenios. Paredes de piedra separan las distintas estancias: cisternas en las que recogían el agua de la lluvia, salas para reuniones, comedor, salitas pequeñas, talleres, biblioteca, cocina, silos, horno de pan , cementerio...
De los esenios, en sentido amplio, pues, según parece, hubo hasta cuatro clases distintas, hablan Plinio, Flavio, Filón y hasta algunos Santos Padres. La Biblia no los menciona. Eran sacerdotes, levitas, ancianos, monjes- unos 200-; una rama religiosa del pueblo de Israel. Convivían allí escribas, fariseos, saduceos, celotas, esenios. Escribas y fariseos se encargaban del culto y de llevar toda la industria del templo. Los celotas eran políticos y religiosos; los esenios eran más bien la parte que acentuaba lo religioso, monacato, por decirlo de alguna manera. Este grupo religioso no estaba de acuerdo en como se llevaba el culto del templo. Decir el Templo de Jerusalén, es afirmar, de alguna manera, la vida del pueblo de Israel, ya que el Templo era el punto de referencia del desarrollo cultural, político y religioso del pueblo hebreo. Los esenios no estaban de acuerdo como se llevaba la vida y orientación del Templo y entonces lo rechazaban, y como señal de rechazo se marcharon de Jerusalén y vinieron a estas montes pelados, sin vida. Aquí se refugiaron y se dedicaron a la vida de estudio, a la vida de oración y a la vida ascética. En ellos, estaba la mentalidad de que la perfección y la otra vida se consiguen a base de méritos propios, de ascética propia. Pero hay que tener cuidado con esto, porque esta espiritualidad se ha vivido también en esferas cristianas: 10 misas, 40 rosarios, 60 sacrificios, 100 limosnas, igual a, Señor, yo tengo derecho al reino de los cielos; pero el reino de los cielos es don y gracia; es un don y una gracia que el Señor nos hace, y ninguno de nosotros lo podemos conquistar, digamos a pulso. Ahora bien, es la ascética y la vida espiritual la que va abriendo nuestro corazón para que la buena noticia y ese don y regalo de Dios penetre en nuestra vida, y esto es distinto. El caso es que los esenios vienen con buena intención y buena voluntad, porque este es un lugar árido y desértico, sin vida y sin futuro. Ellos se refugian aquí. Se dedican al estudio y a la penitencia, llevando prácticamente una vida monacal. Tenían un maestro de novicios, pues el que quería ingresar tenía que pasar por una etapa de muchas pruebas y muy duras. No habitaban en el monasterio, sino en cuevas y tiendas cercanas. En el monasterio se reunían para realizar sus actos comunitarios, oraciones, explicaciones de la Biblia y de la Regla y para la práctica de los baños rituales. Por otra parte, eran gentes que sentían la raza de su pueblo y el dominio del imperio romano que le sometía. De aquí surge la resistencia contra el imperio romano, de tal forma, que esto es un foco de rebelión. Vienen los soldados romanos y los esenios huyen y se refugian en la gran fortaleza de Masada y, al huir, entierran todo lo que tenían: biblioteca, escritos... Los soldados romanos van a Masada en busca de ellos, y ellos, los últimos, antes de entregarse prefieren morir todos juntos. Así termina la vida e historia de los esenios. Estuvieron en Qumrán desde mediados del siglo II a. J.C. hasta el año 68 d. J.C. en que fueron exterminados por los romanos o huyeron hacia Masada.
MANUSCRITOS DE QUMRÁN
La importancia de Qumrán es debida a los manuscritos encontrados en las grutas desde el año 1947. Son rollos metidos en vasijas de cerámica, escritos en cuero, papiro y cobre y en lengua hebrea, aramea y griega. La cuarta parte de los rollos, contienen textos de la Biblia. El Libro de Isaias, completo; pero hay fragmentos de todos los libros del Antiguo Testamento, excepto el libro de Esther. Se descubre también el documento de Los Hijos de la Luz y de los Hijos de las Tinieblas. Lógicamente, ellos, por su vida ascética y de estudio, eran los hijos de la luz, y los demás, hijos de las tinieblas. Otro documento importante que se ha encontrado es el Reglamento del monasterio que permite conocer cómo vivían, cómo se desarrollaban... Las cuevas mantuvieron su secreto durante 2000 años, hasta que en 1947, un pastor beduino, buscando una cabra que se había metido en una gruta, tiró una piedra al fondo de la gruta y oyó un extraño ruido que le asustó. Al día siguiente, volvió con un primo suyo y entrando en la cueva encontraron varias ánforas de barro. Las abrieron y hallaron siete rollos de pergamino. Ellos eran chavales, no dan importancia a nada de esto. Los llevan al mercado de Belén, los venden como una de tantas cosas que han encontrado por aquí, por el desierto. Hasta que unos americanos se percatan de la importancia de estos manuscritos y ya salta a la luz la noticia: los manuscritos del Mar Muerto o de Qumrán. Más tarde, los beduinos y los arqueólogos exploraron las grutas del entorno y descubrieron otros 600 manuscritos, troceados en miles de fragmentos debido al tiempo transcurrido. Solamente unos 10 se encuentran más o menos íntegros.
El valor, para un cristiano, de estos rollos radica en la posibilidad de compararlos con la Biblia. El manuscrito completo más antiguo de la Biblia data del siglo X d.J.C. y es idéntico al que aparece en estos manuscritos, escritos más de 1000 años atrás. Lo que prueba que el texto bíblico, en tanto tiempo, no ha cambiado. Durante muchos siglos se vivió de la tradición y al encontrar esto y confrontarlo con la tradición ha sido un paso de gigante. El jesuita español , Padre O` Calagan, ha encontrado entre estos manuscritos, textos del evangelio de San Marcos y otros pasajes del Nuevo Testamento, lo que indica que aquí, después de la primitiva comunidad judía, debió vivir una primitiva comunidad cristiana. Varios interrogantes se presentan: ¿Conoció Jesús a los esenios? ¿Los conoció San Juan Bautista ? Estos manuscritos hoy se exponen en el Museo del Libro, en Jerusalén.
MAR MUERTO
En las cercanías del Mar Muerto estaban las ciudades de Sodoma y Gomorra, destruidas por sus pecados. La mujer de Lot se convirtió en estatua de sal por no cumplir las instrucciones del Señor. En la ribera oriental se encontraba la fortaleza judía de Maqueronte, donde, según Flavio Josefo, Herodes Antipas hizo encarcelar y ejecutar a Juan Bautista.
Dejamos Qumrán. Vamos al Mar Muerto. La distancia es corta. Pronto llegaremos. El lugar es casi desértico, sólo arbustos secos y quizá algún reptil, como única señal de vida vegetal y animal. En este lugar, de desolación, unos barracones, abandonados, que ya no tienen puertas ni ventanas, recuerdan la guerra de los Siete Días. Allí, según nos cuentan, estuvieron retenidos palestinos prisioneros hasta que terminó la contienda.
El autobús para en una explanada a orilla del Mar. En aquella llanura deshabitada, hay cuatro casetas con servicios higiénicos, duchas y lavabos; una ducha al aire libre, sillas de plástico, toldos para refugiarse del sol. El Mar Muerto, a nuestros pies, al fondo; al este, entre la bruma o canícula, los montes de Moab y el monte Nebo, ya en Jordania, donde llegó Moisés después de 40 años por el desierto. Al oeste, la llanura solitaria y las montañas desérticas de Judea: tal es el escenario que contemplan nuestros ojos al bajar del autobús.
En el Mar Muerto, desemboca el río Jordán. Tiene 85 km. de largo, 17 de ancho y 400 metros de profundidad máxima. Es un mar que no tiene desagüe natural, es un mar cerrado, un mar muerto. La evaporación, que es muy fuerte, hace desaparecer el agua, pero no las sustancias químicas que arrastran las aguas del Jordán, así que la salinidad de sus aguas es 6 veces superior a la de otros mares ordinarios. Las piedras de la orilla están blancas: es la sal que queda después de la evaporación del agua. Una cuarta parte del líquido, son sustancias minerales en disolución: potasio, magnesio, bromuro... El agua, por ello, es densa, untuosa y saladísima. Allí no es posible la vida animal o vegetal. Por eso, a este mar, en la Biblia, se le llama Mar del Desierto, Mar Oriental, Mar de Sal. Después del siglo II d. J.C., Mar Muerto.
BAÑO EN EL MAR MUERTO
Había gran expectación, entre los peregrinos, por llegar a este Mar para bañarnos en sus aguas de las que tanto nos habían hablado.
El cielo estaba despejado. Estábamos en el lugar más bajo de la tierra, a 394 metros bajo el nivel del Mediterráneo. Era mediodía; el sol literalmente quemaba, la tierra abrasaba todo lo que entrara en su contacto; la evaporación intensa, la humedad grande, un sudor pegajoso se deslizaba torrencial por todo el cuerpo, empapando todos los vestidos. En estas circunstancias, la mayoría de los peregrinos, casi todos, decidimos rápidamente, instintivamente, zambullirnos en el agua. Laura y Amadeo, no. Lo siento por ellos, probablemente no tendrán oportunidad de volver a este lugar y disfrutar de esta experiencia única en la vida.
Escaleras de madera con barandillas llegan, en una zona especial para bañistas, hasta el mar, permitiendo el acceso cómodo al agua, sin pisar los guijarros, ni el cieno de la orilla. A poca distancia, postes metálicos unidos por cuerdas señalan el límite de seguridad de los bañistas. Más allá está el peligro, la zona prohibida. En la orilla, dos turistas jóvenes, totalmente embadurnadas de aquel cieno negro, grasiento, parecen nativas del África negra. Según dicen, este barro tiene propiedades terapéuticas. Por señas, no eran españolas, me indican que con su cámara le saque una foto. Como no, con mucho gusto, realizo aquel mandato. Quito mi camisa empapada en sudor; dejo el vídeo, la cámara fotográfica, zapatos, pantalones y sombrero, al cuidado de mi hermano Amadeo que no quiere bañarse. Laura está en otros parajes mojándose los pies. El suelo quema los pies como si fueran brasas. No aguanto, tengo que ponerlos encima del sombrero, aunque ello suponga marcharlo de barro.
BAÑO EN EL MAR MUERTO
Sin saber bien porqué, quizá buscando un lugar menos concurrido, no entro al agua por el acceso cómodo, sino por otro cenagoso y lleno de guijarros ocultos. Es un barro negro, escurridizo, que cubre hasta la rodilla. Me escurro, me cuesta mucho esfuerzo guardar el equilibrio; tengo dificultades para llegar hasta el agua. Está claro que no conocía estos inconvenientes. De saberlo, mi decisión hubiera sido entrar por el sitio cómodo. Por fin, llego al agua. Está muy cálida, no menos de 40 a 50 grados. El agua caliente me agrada, pero esta casi quema. Me siento satisfecho gozando del baño.
He disfrutado muchísimo con el baño, en aquella agua caliente y tan salada, viviendo un acontecimiento único en la vida de una persona. Pero también he disfrutado por bañarme, en el lugar más bajo de la tierra, en Israel, a muchos kilómetros de España y en un mar bíblico.
MAR MUERTO: SAL
La salida del agua tiene que ser rápida e ir a la ducha inmediatamente. Primero porque el sol y la tierra abrasan; segundo, porque la evaporación es tan grande que si no te duchas pronto, quedarás cubierto de una capa de sal en todo el cuerpo y esto pica y es muy molesto.
La ducha que hay al aire libre echa agua dulce abundante, y también cálida. ¡Qué placer ducharse allí, con el Mar Muerto a tus pies, Jordania al fondo, al lado del desierto de Judea ! Otros peregrinos esperan para ducharse y el guía ya está tocando la trompeta: Ta, tarata... Laura y otros peregrinos esperan sentados en sillas a la sombra de los toldos, sudando a chorros. ¡ Hace tanta calor, hay tanta humedad y evaporación !
En los servicios, cambio el traje de baño. El autocar ya está a punto de salir. Destino: Jerusalén, cruzando el desierto de Judea.
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