lunes, 11 de febrero de 2008

Bienaventuranzas


IGLESIA DE LA MULTIPLICACION DE LOS PANES Y LOS PECES: REFERENCIAS BIBLICAS.

“ A su vuelta, los apóstoles le contaron cuanto habían hecho. Él, tomándolos consigo, se retiró a un lugar apartado cerca de una ciudad llamada Betsaida. Pero la muchedumbre se dio cuenta y fue en pos de Él. Habiéndolos recibido, les hablaba del reino de Dios y curaba a todos los necesitados. Empezaba ya a declinar el día, y acercándosele los doce, le dijeron: Despide a la muchedumbre para que vayan a las aldeas y alquerías de alrededor, donde se alberguen y encuentren alimentos, porque aquí estamos en el desierto. El les contestó: Dadles vosotros de comer. Ellos le dijeron: No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar provisiones para todo este pueblo...Porque eran unos cinco mil hombres. Y dijo a sus discípulos: Hacedlos recostarse por grupos como de cincuenta. Lo hicieron así, diciéndoles que se recostasen todos, y tomando los cinco panes y los dos peces, alzó los ojos al cielo, los bendijo y se los dio a los discípulos para que los sirviesen a la muchedumbre. Comieron, se saciaron todos y se recogieron de las sobras doce cestos de mendrugos. ( San Lucas 9,10-17 ).

El autobús para en una explanada, no más tarde de cinco minutos después de iniciada la marcha. Habría recorrido tres kilómetros, distancia desde Cafarnaúm; a unos pocos metros de la Iglesia de la Primacía de Pedro, que anteriormente habíamos visitado, entramos en la Iglesia de la Multiplicación de los Panes y de los Peces, a orillas del lago y a unos metros de la carretera. El paisaje es muy hermoso: praderas, palmeras, arbustos en flor, árboles de distintas especies... En tiempos de Jesús este era un lugar descampado, solitario, sin cultivos, espacioso, no lejos de pueblos habitados, con abundancia de agua y con acceso desde el lago.

La iglesia actual ha sido construida entre los años 1980-1982, en el mismo lugar donde se habían construido: una, en el 350 d J.C; otra, en el 385 y otra bizantina del siglo V. En su construcción, se han utilizado muchos de los mosaicos originales. La iglesia, como otras que ya hemos visitado, no es muy grande; pero es muy bonita. Tanto en el exterior, como en el interior, resalta la limpieza y el buen gusto de su ornamentación. La iglesia esta custodiada y atendida por benedictinos alemanes. Su interior, iluminado con lámparas modernas, una circular muy grande sobre el altar, está dividido en tres naves separadas por columnas con arcos; en el suelo, soportes verticales de hierro sujetan cuerdas que señalan al peregrino el camino que ha de recorrer, durante la visita. Todo muy ordenado: son alemanes.

Un grupo de peregrinos discapacitados, sentados en carros de ruedas, que manejan diestramente, visitan la iglesia. Están contentos y alegres. Pienso que tienen mucha fe y mucho mérito. Para nosotros es mucho más fácil. ¡Que lección de humildad tan grande!. ¡ Cómo no dar gracias al Señor por nuestra salud !

Para mi, lo más importante, es el altar. No porque sea un altar grande, bellamente decorado, sino porque la mesa esta sobre la roca en que, según los primeros judeo- cristianos y la tradición, Jesús colocó los cinco panes y los dos peces y levantando los ojos al cielo los bendijo... y alimentó a la muchedumbre. Delante del altar, hay un mosaico del siglo V o VI que contiene un cesto con pan y dos peces. Este mosaico es el símbolo del milagro que hizo Jesús. Símbolo reproducido en muchos objetos comprados por los peregrinos de todo el mundo y apreciado por los cristianos como una de las señas de identidad de su religión.

También he visto, en el suelo, una inscripción escrita en griego que no pude traducir y otros mosaicos del siglo IV con plantas y animales diversos. Bajando del altar, a la derecha, hay un mosaico que tiene un pájaro pequeño, una serpiente y un flamenco. El pájaro representa al hombre, la serpiente a satán y el flamenco a Jesús. Las tres figuras juntas forman el Símbolo de la Redención .

En la iglesia, el guía lee el pasaje evangélico, ( San Lucas 9, 10-17 ), el de la multiplicación de los panes y los peces y, al finalizar la lectura, cantamos, siempre dirigidos por la peregrina de Zaragoza, la canción :

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas
Me guía por el sendero justo.
por honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

A la salida de la iglesia, en una pequeña tienda, los peregrinos compran regalos y recuerdos. El afán de comprar, a veces sólo de curiosear, es inagotable.

Yo imagino a los 5000 hombres, además de mujeres y niños, de aquel entorno que llegaron allí, unos por tierra, otros por el lago en sus barcas, dejando sus trabajos y ocupaciones, siguiendo a Jesús, atraídos por lo que dice, por su fama, por los milagros que hace. Unos tienen fe en que van a ser curados de sus males; otros, necesitan ver a Jesús, una y otra vez, escuchar su enseñanza, presenciar sus milagros; otros, comprobar por si mismos las maravillas que hace; otros, por simple curiosidad. Todos buscan algo. Nadie es indiferente. No les importa que se haga de noche; ni las incomodidades, ni el hambre les detienen. Hay que ver y escuchar a aquel hombre del que se cuentan tantos sucesos, tantas cosas ...Hay que estar allí, donde Él está. Intuyen que no es un personaje cualquiera, que, por lo que hace y dice, puede ser el Mesías que esperan o un gran profeta, el libertador del pueblo oprimido de Israel. Para mi, lo más importante es que Jesús se preocupa de ellos. Tienen hambre, no hay alimentos: sólo cinco panes y dos peces. Los apóstoles dicen que hay que despedirlos, porque el día se termina, no hay alimentos para tanta gente. Pero Jesús les dice: dadle vosotros de comer. Hace el milagro. Todos comieron, todos se saciaron y aún se recogieron doce cestos enteros de los pedazos que sobraron .

Señor, sería admirable que hoy, como entonces la gente de aquel entorno, sintiéramos la necesidad y la sed de Tí .
Señor, Tú que has alimentado a la muchedumbre que te seguía junto al lago, no permitas que otras muchedumbres de hoy, especialmente niños y ancianos, mueran de hambre y enfermedad en los campos y caminos de tantas naciones de este atormentado planeta.
Señor, no es problema de carencia de alimentos, es problema de reparto, de justicia, de caridad, de amor. Por eso te pido, Señor, que des un toque a la conciencia y al corazón de los hombres de nuestra tiempo para que repartiendo mejor los alimentos que Tu nos das, nadie pase hambre y sed en este nuestro agitado mundo .

IGLESIA DE LAS BIENAVENTURANZAS.

Viendo a la muchedumbre, subió a un monte, y cuando se hubo sentado, se le acercaron los discípulos; y abriendo Él su boca, los enseñaba, diciendo:
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque suyo es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios .
Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque suyo es el reino de los cielos.
Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan y con mentira digan contra vosotros todo género de mal por mí. Alegraos y regocijaos, porque grande será en el cielo vuestra recompensa, pues así persiguieron a los profetas que hubo antes de vosotros. (San Mateo 5, 1-12 )

No alleguéis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín los corroen, y donde los ladrones horadan y roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín los corroen y donde los ladrones no oradan ni roban. Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón. ( San Mateo 6,19-21 )

Tú cuando ores entra en tu cámara y, cerrada la puerta, ora a tu padre, que está en lo secreto; y tu padre que ve en lo escondido, te recompensará. ( San Mateo 6,6).

Por eso os digo: No os inquietéis por vuestra vida, sobre qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, sobre qué os vestiréis... , Mirad cómo las aves del cielo no siembran, ni siegan, ni encierran en graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas ? Buscad, pues, primero el reino y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura. ( San Mateo 6, 25 -33 ).

No juzguéis y no seréis juzgados, porque con el juicio con que juzgaréis seréis juzgados y con la medida con que midiereis se os mediará. ¿Cómo ves la paja en el ojo de tu hermano y no ves la viga en el tuyo ? ¿ O cómo osas decir a tu hermano: Deja que te quite la paja del ojo, teniendo tú una viga en el tuyo ? Hipócrita: quita primero la viga de tu ojo, y entonces veras de quitar la paja del ojo de tu hermano .
Pedid y se os dará; buscad y hallaréis ; llamad y se os abrirá. Porque quien pide recibe, quien busca halla y a quien llama se le abre. Pues, ¿quién de vosotros es el que, si su hijo le pide pan, le da una piedra o, si le pide un pez, le da una serpiente ? Si, pues, vosotros siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡ cuánto más vuestro Padre, que está en los cielos, dará cosas buenas a quien se las pide ! ( San Mateo 7, 1 -11 ).

Por eso, cuanto quisiereis que os hagan a vosotros los hombres, hacédselo vosotros a ellos, porque esta es la Ley y los Profetas. ( San Mateo 7,12 ).

Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestiduras de ovejas, más por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Por ventura se cogen racimos de los espinos o higos de los abrojos ? Todo árbol bueno da frutos buenos y todo árbol malo da frutos malos. ( San Mateo 7,15-17 ).

No todo el que dice: ¡ Señor, Señor!, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos .. , Aquel, pues, que escucha mis palabras y las pone por obra, será como el varón prudente, que edifica su casa sobre roca .. Pero el que me escucha estas palabras y no las pone por obra, será semejante al necio, que edificó su casa sobre arena. ( San Mateo 7, 21-26 ).

Dejamos la Iglesia de la Multiplicación de los Panes y los Peces; salimos a la carretera de Cafarnaún en dirección a Tiberíades, a los pocos metros nos desviamos a la derecha, vamos por una carretera estrecha que asciende por una suave pendiente, haciendo curvas; otro desvío a la derecha para no ir a Corazaín y llegamos a la cima de una colina; allí esta la Iglesia de las Bienaventuranzas. La Iglesia de planta octogonal, coronada por una cúpula, construida por franciscanos italianos y proyectada por el arquitecto franciscano seglar Antonio Barluzzi que casi ha construido todas las iglesias de Tierra Santa, consagrando su vida a este objetivo, empapándose, primero, del mensaje evangélico y luego poniendo el arte a su servicio, construyendo cada iglesia de modo diferente, según el entorno y el mensaje. La de las Bienaventuranzas está ubicada muy cerca de las otras dos: Multiplicación de los Panes y los Peces y Primado de Pedro, pero a bastante más altura sobre el lago. Desde el claustro o mirador de la Iglesia se divisa un amplio y hermoso panorama. Las colinas y vaguadas, pobladas de hierba seca, estamos en septiembre, de color ocre, siena, verde oliva, de vez en cuando, algún arbusto, como una pincelada en un cuadro vacío, contrastan con el paisaje de las orillas del lago y el del entorno a las Iglesias. Miro aquel horizonte y contemplo: a la izquierda, en primer lugar, las tierras de Cafarnaúm, Corazaín, río Jordán, Betsaida, patria de Pedro y Andrés, Kursi, Gerasa y la Decápolis; en segundo lugar, los famosos y, a la vez tristes, Altos del Golán; a la derecha, Magdala, el kibutz de Ein Gev, monte Arbel y los Cuernos de Hattin; al frente, el lago y Tiberíades. En los Cuernos de Hattin fueron derrotados los cruzados, que estaban aquí desde hacía un siglo, más o menos, y en ese lugar es donde Saladino, caudillo árabe, derrotó a los cruzados. Con ello, comienza la pérdida de los Santos Lugares, la destrucción de las iglesias, el arraso de toda huella cristiana. Son muy pocas las iglesias que quedan de la época de los cruzados. Una de ellas es la iglesia de Santa Ana, en Jerusalén, junto a la piscina de Betesta y el Santo Sepulcro. Saladino era muy inteligente, un gran negociante. El Santo Sepulcro tenia dos puertas. Tapió una, así que el que quisiera entrar tenía que pasar por allí y pagar el correspondiente derecho de entrada. La iglesia de Santa Ana fue dedicada a escuela musulmana y por esta finalidad se salvó. La mayoría de las otras iglesias fueron arrasadas, totalmente destruidas. La época de los cruzados fue una época transcendente, pero ahí, en los Cuernos de Hattín, todo terminó.

El cielo está despejado, el sol bastante elevado, no hay nubes, estamos bajo el nivel del Mediterráneo, hay humedad, el calor es sofocante en la zona, pero aquí, por la altura y la brisa del lago que mueve las ramas de los árboles y acaricia nuestras caras, disfrutamos plácidamente del clima y de aquel histórico y hermoso paisaje. Quisiera ordenar al reloj que se parase, que al menos no avanzase tan deprisa, quisiera permanecer allí mucho más tiempo del que teníamos, quisiera que esta imagen no se borrase jamás de mi mente. ¿Por qué las cosas que me agradan duran tan poco?

El entorno más próximo a la iglesia es también muy bello: verdes praderas, regadas por aspersión, setos con flores rojas, rosas y blancas; palmeras, cedros y cipreses. Filmo este lindo escenario desde el claustro o mirador de la iglesia que es magnífico por sus blancas columnas terminadas en arcos igualmente blancos. Laura y Amadeo contemplan el panorama. Por su expresión parece que disfrutan del idílico lugar. Aquél no es un paisaje cualquiera. Como él habrá, sin duda, muchos; pero aquél es el lugar donde Nuestro Señor predicó durante tres años. Aquellas colinas, aquél horizonte fueron testigos de sus enseñanzas, de sus viajes y de sus milagros. Y esto eleva hasta el infinito su grandeza y su fuerza.

En el mismo recinto, frente a la entrada principal de la iglesia, hay un espacio sin hierba, poblado de maduros y grandes árboles que extienden sus dilatadas ramas sobre el cielo y sus nudosas raíces, a veces al descubierto, bajo la tierra. Debajo de estos árboles, están colocadas mesas de piedra que sirven de altar para celebrar allí la Eucaristía. En una de ellas, mirando al lago, comenta Amadeo, me parece que con una mezcla de emoción y nostalgia, que celebró la Eucaristía en su anterior viaje a Tierra Santa. Al lado, una casa de ejercicios que lleva varios años construyéndose y que, según parece, se ha inaugurado recientemente. Así que, aquí, si volvemos nuevamente a visitar Tierra Santa y deseamos hacer ejercicios espirituales, podemos hacerlos en este bellísimo lugar, único en el mundo. Es éste un lugar muy evocador. Desde el lago se puede subir andando, meditando y reflexionando, situándonos mentalmente en la época de Nuestro Señor. No es difícil imaginar a Jesús recorriendo estos lugares, enseñando a las gentes venidas de todos los lugares de Galilea, Judea, Jerusalén, Idumea y hasta de Tiro y Sidón, anunciando en las Sinagogas, campos, colinas y en las orillas del lago por medio de parábolas que el Reino de Dios ya está cerca, que se conviertan y crean en el mensaje de salvación; curando sus enfermedades a los más pobres y sencillos, a los marginados, a los pecadores, a las prostitutas, a la gente de mala reputación, a los paralíticos, ciegos, sordos, mudos, cojos..., poniendo las manos sobre cada uno de ellos o dejándose tocar, pues de Él salía una fuerza que curaba a todos los que le tocaban. Jesús decía que no necesitaban médico los que están sanos, sino los enfermos y que no había venido a llamar a los buenos sino a los pecadores para que se convirtieran. A todos curaba y perdonaba sus pecados despidiéndolos con aquella frase: “vete en paz y no vuelvas a pecar. Este es un mensaje de esperanza. Dios lo perdona todo si nos arrepentimos y cambiamos de vida. Había venido a buscar y salvar lo que estaba perdido, pues el Padre del cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños.

Estos son los lugares donde anduvo Jesús, donde se retiraba a orar en los montes y lugares solitarios, preferentemente por la noche, la madrugada y antes de la salida del sol. ¡Cómo me atraen a mí los montes, las inmensas llanuras, los lugares que se prolongan hasta el infinito, hasta el lejano horizonte! El amanecer, el anochecer, las noches estrelladas. Que nadie me pregunte por qué. No lo sé. Pero sí sé que siento una emoción especial, una paz y una tranquilidad como en ningún otro lugar, como si estuviera más cerca de Dios, como si Él me hablara, susurrando en el profundo silencio. Señor, Tu estas presente en todos los lugares, pero yo me siento más cerca de Ti, aquí contemplando las maravillas que has creado. En ellas palpo Tu presencia, Señor.

En el interior de la iglesia, el altar del que salen en el suelo torrentes de agua con sus olas, simbolizando los ríos de gracia que brotan de él. Alrededor de este altar, los peregrinos, Laura, Amadeo y yo también nos sentamos en los bancos allí colocados. Admiramos la cúpula de color dorado muy iluminada por la luz de ocho ventanales, situados alrededor de su base que parece un sol que proyectase sus rayos sobre nosotros. Debajo de esas ventanas, otras ocho. Son más grandes y en cada una de las cuales hay una inscripción en latín que contiene parte del texto de las ocho bienaventuranzas tal como las expresó Jesús en el sermón del monte. El guía, padre Emérito, dice que este sermón no fue un discurso preparado como se prepara un sermón o una catequesis, que es la síntesis del mensaje del Nuevo Testamento.

La peregrina de Zaragoza lee el Evangelio de (San Mateo 5, 3-10).
En este mensaje de las Bienaventuranzas, está resumido todo el Evangelio de Jesús.

A la salida del recinto, a la derecha, se compran recuerdos y regalos religiosos como en todos los sitios que visitamos. Amadeo me compra una cajita que lleva grabado dos peces y un cesto en medio, con cuatro cruces y una inscripción que dice: “Sea of Galilee”. A Laura, otra igual. Este regalo, mientras viva, siempre estará asociado a mi hermano y a éste maravilloso lugar y a esta peregrinación a Tierra Santa.

Hay que continuar el viaje. El reloj no se detiene. Una última mirada antes del adiós definitivo. ¡Tierras de Galilea, permaneced vivas en mi recuerdo hasta la eternidad!

No hay comentarios: