LA LLANURA DE SARÓN
Salimos de Tel Aviv, siempre en autocar, por la carretera que conduce a Haifa. A nuestra izquierda, el Mar Mediterráneo; las playas de finas arenas ocres, las olas de blanca espuma, avanzando hasta consumirse, definitivamente, en la costa. A la derecha, la gran llanura de Sarón que se extiende desde el monte Carmelo hasta Gaza y desde el Mediterráneo a los montes de Samaría: 100 km. de largo, por 10 a 30 de ancho , según en que tramo. En el autocar reina la alegría y el buen humor entre los peregrinos, siempre atentos al paisaje o a las explicaciones del guía. Cuando el guía se toma un descanso, el conductor conecta la megafonía del autocar y nos obsequia y deleita con canciones hebreas. No entiendo su letra; pero la música me resulta familiar y su armónica melodía me eleva el espíritu y me evoca algo enigmático y misterioso que no logro entender.
Aquí vemos pueblos. Allí, granjas. Más allá, casas de campo en la llanura. Es una región densamente poblada. Las tierras de cultivo, unas bien labradas, otras cubiertas de feraces viñedos, verdes praderas, extensas plataneras, olivares, palmeras, algodón, naranjos, limoneros e invernaderos cubiertos de plásticos, reflejando el sol como un espejo de cristal, llenan la extensa llanura. Regadío por aspersión, como si fuera fina lluvia, con aguas subterráneas, afloradas por procedimientos técnicos modernos, humedecen la tierra y la ponen en sazón. Las lluvias vienen del Mediterráneo. El clima es cálido. Todo contribuye a que esta región sea muy fértil: un autentico vergel. Comprendo las sucesivas luchas que los distintos pueblos que habitaron esta llanura sostuvieron por conquistarla o defenderla.
La circulación de coches por esta vía es intensa. Un tren de mercancías pasa muy cercano a la carretera con su característico ruido metálico. El calor arrecia en el exterior, pero el autocar lleva aire acondicionado que mantiene una temperatura agradable. Desde mi atalaya, asiento del autocar, contemplo el panorama. Me siento bien, cómodo, tranquilo, alegre, feliz. Charlo con mi hermano Amadeo que ocupa el asiento contiguo, intercambiamos opiniones sobre el paisaje que observamos y sobre el viaje que realizamos. Lejos quedan las preocupaciones de la vida ordinaria. Me parece que estoy realizando algo importante en mi vida y lo vivo con íntimo orgullo.
La Biblia dice que estas tierras son las de Canaán, habitadas, en aquellos tiempos, por los filisteos. Por su posesión lucharon en continuas guerras los filisteos y los israelitas; por ellas luchó Sansón, el que tenia su arrolladora fuerza en los cabellos; por ellas luchó Saúl, por ellas luchó el rey David , que tocaba el arpa y escribió los Salmos; por ellas lucharon los romanos, los cruzados y los musulmanes. Aquí comerciaron los fenicios, residieron los procuradores romanos, y los judíos,que, en los años 66-70 d,J.C, se rebelaron por primera vez contra Roma que los tenía sometidos.
Las ciudades, los pueblos, animales, plantas, caminos, monumentos, como el humo y el viento, desaparecieron y fueron sustituidos por otros en ese eterno acabar para volver a empezar. El tiempo transcurre veloz y deja huellas irreversibles. Todo lo que nace perece, es la ley inmutable de la vida; pero hay algo que dura más, algo que es más resistente al paso del tiempo: es el escenario en que se desarrollaron los acontecimientos. La llanura, el mar, las montañas que contemplo desde mi asiento del autocar,¿ acaso no son los mismos que contemplaron Sansón, Saúl, David, Herodes el Grande, San Pedro y tantos y tantos guerreros y peregrinos que transitaron por aquí?.¿ Acaso no es posible que yo mismo haya puesto mi pie en el mismo lugar que ellos?.
Veo muchas casas en la cumbre de un monte. No había visto cosa igual. Pensé que seria una urbanización al estilo de las que abundan en España; ¡pero qué raro¡, también había casas de muchos pisos, torres altas que sobresalían en el horizonte como si fueran gigantes. Casas adosadas no parece que fueran: algunos estaban escalonados en la ladera del monte. Concentré mi atención en el panorama que se me ofrecía. El autocar se acercaba cada vez más y yo no comprendía muy bien lo que estaba viendo. Mi curiosidad era grande. Tenia que salir de la duda . Pregunto al guía: ¿ Qué es aquello que hay en la montaña ?. Monte Carmelo, contesta. En la Biblia los montes tienen mucha importancia. Dios se va manifestando en ciertos lugares que adquieren un sentido casi sagrado, también, estratégico, de defensa: Sinaí, Sión, Tabor, Monte Carmelo.
En la llanura, la franja de tierra es muy codiciada, y, por tanto, todos los que por aquí pasaban tenían que ir conquistándola y defendiéndola desde lugares estratégicos. Uno de estos lugares es Monte Camelo.
Entramos en una urbanización señorial: calles bien asfaltadas, parcelas separadas por muros de piedra muy resistente, praderas, flores, setos , árboles de especies diversas en su interior, además de las viviendas, se ofrecen a nuestra curiosa mirada. No encuentro diferencia con urbanizaciones de los entornos de Madrid. Voy de sorpresa en sorpresa. No esperaba ver esto aquí. ¡Cuánto se aprende recorriendo el mundo, experimentando por ti mismo, de primera mano!.
Monte Carmelo es una cordillera que va desde el Mar Mediterráneo hasta la llanura de Esdrelón, 25 km. de largo, 6 de ancho y 552 m de altura máxima. Separa las llanuras de Sarón y Esdrelón. En este lugar abundan las cuevas naturales; en una tuvo su estancia el profeta Elías que dio fama a este monte. Aquí había otras religiones, además de la de Yavé. El dios Baal tenia muchos adeptos, así que, cuando el profeta Elías se establece en este monte, encuentra gran oposición de los sacerdotes de Baal. Elías se enfrenta a ellos y le presenta un desafío. Esto hay que clarificarlo. Vamos a ver cual es el dios verdadero. Pongamos una prueba. Levantemos un altar de sacrificio, pongamos un altar de leña, invoquemos a dios, y, el que haga bajar el fuego por si mismo, será el dios verdadero. Aceptaron. Los profetas de Baal ponen el montón de leña en el altar, invocan a su dios; pero el fuego no bajó del cielo. El profeta Elías hace la misma operación. Pone leña, invoca a Yavé, y Yavé envía el fuego. Ante este hecho, los sacerdotes del dios Baal fueron pasados a cuchillo y, el profeta Elías, quedó como el profeta del Dios verdadero.
“Estuvieron invocando el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: Baal, respóndenos. Pero no había voz ni quien respondiese, mientras estaban ellos saltando entorno del altar.....Ellos daban voces y más voces y se sajaban con cuchillos y lancetas, según su costumbre, hasta chorrear sangre sobre ellos....pero no hubo voz ni quien escuchase ni respondiese.....y tomando Elías doce piedras, según el número de las tribus de los hijos de Jacob... alzó con ellas un altar al nombre de Yavé... Elías dijo: Yavé, Dios de Abrahan, de Isaac y de Israel; que se sepa hoy que tú eres Dios de Israel y que yo soy tu siervo, que todo esto hago por mandato tuyo. Respóndeme, Yavé; respóndeme para que todo este pueblo conozca que tú , ¡ oh Yavé ¡ eres Dios y que tú conviertes a ti su corazón. Bajó, entonces, fuego de Yavé, que consumió el holocausto y la leña, las piedras y el polvo, y aún lamió las aguas que había en la zanja. Viendo esto, el pueblo, cayeron todos sobre sus rostros y dijeron ¡ Yavé es Dios, Yavé es Dios “¡.1 Reyes ( 18,26-39).
Elías, en el monte Carmelo, establece una escuela de profetas, un lugar de oración y recogimiento que va preparando hombres más dedicados al Señor. Después de los cruzados llegó Simón Stok y otros compañeros. Aquí residen y tienen su lugar de encuentro. Aquí nace la orden de los carmelitas que, aunque no tienen un único fundador, todos vienen de las raíces del profeta Elías. Aquí es un lugar de peregrinación de la patrona de los marineros, la Virgen del Carmen ( 3 ).
El autocar para ante un edificio que parece importante. Es la Basílica de Stella Maris del Monte Carmelo. En la entrada hay un rótulo que dice: Basílica Mariae Virginies de Monte Carmelo. Se inauguró en 1836. La atienden los carmelitas. La cúpula está decorada con escenas alusivas a Elías, David, Daniel, Ezequiel, Sagrada Familia y santos carmelitas. En las vidrieras hay episodios de la vida del profeta Elías. Debajo del altar mayor, está la gruta del profeta. Dos columnas, en la entrada, parecen sostener la roca de la cueva, ennegrecida por el humo de las velas que arden en el altar. Observo todo esto con mucha atención. Aquí vivió el profeta Elías. Yo estoy en el mismo lugar, viendo su cueva. Imagino los pensamientos, emociones, sentimientos, vivencias, oraciones, revelaciones que el profeta tuvo aquí. ¡ Qué hermoso sería conocer las conversaciones, oraciones que tuvo con Dios !. También pienso en los miles de peregrinos que, a lo largo del tiempo, han pasado por aquí. ¡ Si la roca pudiera hablar!. ¡Si pudiera revelar, aunque sólo fuera algo de lo que los peregrinos pensaron, sintieron y prometieron aquí!. Yo siento la emoción de estar aquí y doy gracias a Dios, en lo íntimo de mi corazón, por haberme permitido vivir esta experiencia.
Cantamos: SALVE, MADRE, en la tierra de mis amores, Te saludan los cantos que alza el amor; reina de nuestras almas...Mientras mi vida alentare, todo mi amor para Ti, aunque mi amor te olvidare, ”Madre mía, Tú no Te olvides de mi. Nuevamente, me emociona el canto de esta canción hecho en este lugar y en comunión con los otros peregrinos. También el entorno influye en nuestras emociones, pensamientos y sentimientos y de que manera.
A la salida, en la sacristía de la Basílica, va iniciarse algo que seria como una obsesión de muchos peregrinos durante todo el viaje: comprar y comprar recuerdos y regalos.
El complejo de la Basílica me pareció sólido. Construido con recia piedra. Está bien cuidado y limpio. Hay muchos arbustos, árboles y flores en el exterior. Luce el sol, la temperatura es buena; en la sombra, me siento bien. ¡Qué pronto hay que marcharse!. ¡Qué fugaz es todo en la vida !. También nuestra vida no es mas que un momento, un paréntesis, entre un antes y un después infinito.
Delante de la Basílica, bajando unas cuantas escaleras, se levanta una pequeña pirámide con la inscripción: Ceciderunt fortes in bello. “Cayeron los fuertes en la güera”. Homenaje a los 2000 soldados franceses que al mando de Napoleón Bonaparte resultaron heridos en el asedio de San Juan de Acre en 1799. Hospitalizados en el monasterio, en la retirada de Napoleón, los turcos los mataron.
Fuimos al mirador, que está a unos pasos del santuario, para contemplar, desde allí, el bello paisaje. El panorama es maravilloso. De frente, el Mar Mediterráneo con sus olas de blanca espuma, estrellándose en las playas, y sus azules y verdes aguas se pierden en el horizonte lejano en dirección a España. A la izquierda, la fértil llanura de Sarón ya visitada, y a la derecha, Haifa con sus calles rectas que, al cruzarse, forman figuras geométricas, correctamente diseñadas en cuyo interior están las casas con sus jardines: parece un paraíso visto desde un avión en vuelo.¡ Que vista tan hermosa!. En la bahía, el puerto y los edificios industriales, algunos de muchos pisos. A lo lejos, en el horizonte, se vislumbra San Juan de Acre. A la espalda, Stella Maris y Monte Carmelo. En la ladera, se encuentra el santuario bajai, religión fundada en Persia, en el siglo XIX, que cuenta con dos millones de adeptos en todo el mundo y que en Haifa tiene el centro principal de sus peregrinaciones ( 4 ).
En el mirador nos espera una agradable sorpresa: un hombre fuerte, curtido por el sol y los vientos, de elevada estatura y unos 45 años de edad, con una trompeta que domina perfectamente, en solitario, al darse cuenta que los peregrinos somos españoles interpreta el Himno de España. El suceso llama la atención de todo el grupo. Con emocionada curiosidad le observamos. No podía ser de otra manera. ¿Quién podría esperar que en aquel lugar, tan lejos de España, así de repente, íbamos a escuchar el Himno Nacional ?. Los sonidos de aquella trompeta, ¡cómo resonaban en aquel lugar ¡. ¡Qué efecto tan diferente a cuando lo escucho en España!. Es como una corriente eléctrica que te invade, que te pone los pelos de punta y la carne de gallina, como si algo tuyo muy íntimo y profundo, espontáneamente, se hiciera patente; como si sintieras con orgullo ser quien eres y de donde procedes; estas cosas se viven, se experimentan, cada uno según su historia personal; pero a mi me resulta difícil explicarlas. Mas el suceso no termina aquí, continua. El inesperado músico interpreta otra melodía, también muy nuestra, que penetra en nuestros sorprendidos oídos. En la garganta un nudo, las lágrimas a punto de saltar... son pasodobles de España. ¡Este músico sabe como tocar nuestra fibra sensible, tiene mucha experiencia!. Sabe como ganarse la vida con su oficio.
Por otra parte, si tenemos en cuenta el número de habitantes, hay que decir que Hiafa es la tercera ciudad más importante de Israel. La primera, Tel Aviv, con un millón. La segunda, Jerusalén, con quinientos mil. La tercera, Haifa, con doscientos cincuenta mil. Es una ciudad comunicada por mar, ferrocarril y carretera. Un dicho dice que en Jerusalén se reza, en Tel Aviv se divierte y en Haifa se trabaja. Israel es el país más importante del mundo en refinamiento de diamantes y Haifa uno de los centros importantes ( 5 ).
Según una leyenda pasó por Haifa la Sagrada Familia cuando después de su estancia en Egipto fue a establecerse en Nazaret.
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